La Playa de Los Pobres - La
Puta del Casino Pierino Gallo
Por: Gustavo Calvo
Los grandes rascacielos de marfil se izaban en el
medio de una península imposible; no había brisa aunque la playa estuviera a
tres metros de distancia. En el medio del vecindario, había una plaza comercial
que rimaba con gallo.
La plaza en si parecía una estructura imposible, parte
del segundo piso sobresalía, y en medio del segundo piso había una plazoleta.
En si la plaza era famosa por el casino Pierino Gallo, al igual que era uno de
los puntos de encuentro de las putas de Bocagrande, no solo de las damas de la
noche pero también de las distinguidas señoras de la sociedad que iban a
conseguir un amorío en manos de algún cachaco, gringo ó barranquillero.
Su figura era diminuta, morena y con unos ojos que
parecía una gata en celo. Vestía un traje elegante, y joyas que sus múltiples
amantes le habían comprado en las diferentes joyerías; no era una dama de
sociedad, vivía en La Castellana, pero vivía mejor que muchas personas que
pagaban por la exclusividad del poco mar que podían ver desde las ventanas de
los baños, y mirando a la izquierda para no ver a los vecinos encueras y en
pelotas que estaban en los pisos 37 y 40.
El nombre de esa dama era Yurleidis Pájaro, ó Yurla
como la conocían en el sector; siempre se sentaba en la tercera banca a la
izquierda de la fuente, para esperar por los clientes que conocía. A las doce
de la noche siempre cruzaba la calle para ir al único Presto que cerraba pasada
las dos de la mañana para comer algo; si por alguna razón no podía, se iba con algún
cliente a comer en el restaurante El Muelle, que quedaba al lado del edificio
El Mirador.
La idea de tener sexo en la playa la aterraba, y en
ocasiones si podía, lograba convencer con quien se estuviera acostando de
llevarla alguno de los hoteles del área para que la evitaran ver a simple vista.
Siempre esperaba a su cliente favorito alrededor de la
una de la mañana, ese hombre gordo, corroncho como una cabra que llegó a ser
alcalde de Cartagena apunta de compra y venta de votos debido a los abanicos
que repartió a diestra y siniestra.
Le daba asco, pero nunca se lo decía; por cariño le
llamaba ratón, que tenía similitud con su apellido. Pero cada vez que le besaba
el cuello y manoseaba los pezones, ella lo único que pensaba era "solo por
el dinero, y nada más, el día que este viejo hijeputa se muera, me lo quitó de
encima."
Nunca se lo quitó de encima porque ese viejo vivirá
mas allá de cuando ella se retirara del negocio, pero siempre disfruto todos
los regalos. Ella siempre recordaba con alegría esos días, mientras veía por la
ventana de la habitación que su familia le había conseguido en el marchito
Nuevo Hospital Bocagrande; siempre le encantaba poder ver la playa, y recordar
aquellos tiempos de decadencia en los que alguna vez fue la reina de la noche.
Sentía como el vaivén de las olas la arrastraba hasta
lo más profundo del océano. El beso de la muerte de sus células alrededor de sus
senos sentía que le llegaba al corazón de manera apresurada y en su último
aliento, le agarro la mano al nieto que la acompañaba y le sonrió.
Murió sola, imaginando familiares que nunca tuvo. Ahí
quedo tendida en la cama con una sonrisa, de pronto Dios le concedió una ilusión
para dejarla ir al mas allá de manera pacífica, un perdón de último minuto a
una vida de decadencia. Una suave brisa venía de su habitación, y una figura
compuesta por el viento salió caminando por encima de las olas, solo para ver
la gracia eterna.
hermosas mujeres engalanan la noche del centro comercian pierino gallo a partir de la 10 pm de 150000 pesos en adelante puedes estar acompañado por una bella mujer que solo piensa en ganarse la vida fácil y que no le importa si es feo o guapo solo el dinero y ya ... amigo yo también estuve hay pero no como turista ni cliente , pero si trabajador del casino y conozco mas de una historia de las damas de la noche ... gracias amigo por dejar escribir mi pensamiento
ReplyDeleteHola Manu,
DeleteMe encantaria oir o leer tus historias, puedo apostar a que tienes mucho que contar; yo no vivia tan lejos en ese entonces por alla en El Laguito, me iba a pie desde la Quinta Avenida.
Saludos